lunes, 28 de octubre de 2019

Dios tiene Alzheimer

Por fin ya puedo volver a creer en Dios. Como le pasó a toda gente con un mínimo de sensatez, la presencia apabullante del mal en este jodido mundo me alejó hace muchos años de la religión. Nadie con una mínima inteligencia y bondad jamás ha podido nunca aceptar las "sutilezas" exculpatorias de la Teodicea, esa rama de la Teología que pretende justificar "racionalmente" la maldad y las tragedias de un mundo creado y regulado, sin embargo, por un Dios que se supone infinitamente bondadoso.

Hoy, sin embargo, he encontrado una explicación que puede conciliar el mal, omnipresente en el mundo con la existencia de un Dios creador infinitamente bueno. 

Y la explicación es muy simple: Dios está ya muy mayor y padece de demencia senil. Quizás Alzheimer.  A fin de cuentas, es natural y normal: este universo tiene más de 13.000 millones de años. Su Creador tiene aún más. Es lógico, es esperable,  que ya Dios descontrole. Y, claro,  ese descontrol se traduce y da cuenta de la locura asesina irremediable que campa por estos mundos de Dios, los asola y daña a todos quienes en ellos viven han vivido y vivirán.

Sí, quizás Dios fue infinitamente bondadoso y racional hace algunos millares de millones de años. Pero, hoy, ya no. Ahora es un viejo loco con brotes de violencia salvaje.

Pobre Dios. Tan mayor y todavía a cargo de este mundo, ¡Ojalá se jubilase de una vez! ¡Ojalá se recogiese en una buena residencia celestial a disfrutar de las tardes de un universo que funcionase ajeno a Él! Pues con toda seguridad sería mejor un mundo sin Dios que un mundo regido por este Dios demenciado, un mundo  que sí que es un sindios.

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