(contabilidad eclesiástica)
Será porque para ella su Dios es el
"dueño" de todas las vidas, y además, y porque es eterno, para Él no
hay por tanto fases de la vida, nada significan para Él infancia,
juventud, madurez y vejez y decadencia, el caso es que para la Iglesia
Católica, "una vida es una vida" sea la de quien sea, o sea, que a ella
-a la Iglesia- le da igual que muera un Matusalén anciano de escasa
esperanza de vida o una Julieta adolescente repleta de alegría y
abundante esperanza de vida, pues a fin de cuentas son vidas que se
pierden. Lo sorprendente es que los gobiernos y los (malos) economistas
mediáticos les hayan "comprado" ese absurdo inhumano a la hora de
analizar y tratar la presente epidemia.
(esta epidemia es una guerra)
Me dice Lucas: "Cuando el presidente del Gobierno se
agarra a la idea de que la presente epidemia es una guerra, ¿significa
esto que los pacientes asintomáticos son unos quintacolumnistas o que
quienes han superado la enfermedad son espías? Y, entonces, si es así
para él, ¿los va a tratar en consecuencia como traidores, como
vendidos?". Buena pregunta
(fiabilidad)
Alguien que, en una comparecencia
pública, en un mensaje a la nación, es capaz de decir textualmente: "En
esta crisis sanitaria global, España es solidaria con todos los
países. Colaboraremos con ellos y con ellas...", no es de fiar. Cabe
sospechar que el absurdo lenguaje inclusivo, del que hace gala
cansinamente, como un maligno cáncer cerebral, se ha extendido en él ya a
las áreas del córtex donde se procesa la información y se toman
decisiones racionales... y ya las ha arrasado.
(reconstrucción nacional)
Cuando el presidente del Gobierno se
agarra a la idea de que es necesario una política de nacional para la
"reconstrucción" para salir de la crisis del coronavirus, ¿qué quiere
decir? ¿qué quiere "reconstruir"? Porque, que se sepa, el coronavirus no
ataca a las edificaciones ni a las carreteras. No afecta al capital
físico de la economía y sólo de manera reducida a su capital humano. Y
es que la crisis económica no ha sido provocada por el coronavirus, sino
por la respuesta del Gobierno ante la epidemia.
(de lo esencial y de lo básico)
Una vez más la escasísima cultura
económica de las gentes y de los gobiernos les ha llevado a confundir lo
esencial con lo básico. Lo primero está compuesto por el conjunto de
productos, bienes y servicios, que desde la demanda, o sea, como
consumidores, consideramos más que importante. Por ejemplo, y en estos
tiempos de crisis sanitaria, los respiradores serían bienes esenciales,
pues los enfermos graves los necesitan.
Lo segundo, lo básico, y siguiendo al
gran economista Piero Sraffa, es el conjunto de bienes y servicios que
intervienen en todos los procesos de producción, en todos los sectores
económicos. Y ciertamente, los respiradores por ejemplo no son productos
básicos. En general no lo son los productos esenciales. Lo son, sin
embargo, el gasoil, la electricidad, el humilde cartón... Y, entonces,
si se quiere defender la autonomía nacional, ¿en qué tipo de bienes
debería centrarse una política que buscara conseguirla? ¿en los
productos básicos o en los esenciales?
(indicador social)
Nada más revelador del grado de
degeneración moral al que ha caído un gobierno el que no haya tenido la
menor duda en anteponer sistemáticamente el bienestar de sus perros al
de sus niños. Nada más revelador del grado de degeneración moral al que
ha caído la sociedad el que no haya tendido la menor duda en aceptarlo,
democráticamente eso sí.
(nueva normalidad)
Cuando por fin pudo salir del confinamiento se dio cuenta de que el fascismo estaba allí. Esperándole.
(perversión del lenguaje)
Una sociedad que llama héroes a los
policías, a los basureros, a los maestros, a los repartidores, a los
cajeros de supermercado o a los conductores de autobús por hacer su
trabajo, por cumplir estrictamente su obligación, adolece de un gran
problema, cual es que las palabras de su idioma con las que otorga valor
y honra a aquellos de sus miembros que se las merecen, ya no sabe qué
significan. O, dicho de otra manera, es una sociedad en que ya nadie se
las merece.
(argumento teológico)
Premisa 1º.- La probabilidad de que una
persona al coger una mañana una cerveza en el supermercado haya
escogido una que fue antes cogida y luego vuelta a colocarla en su lugar
por otra persona infectada por coronavirus aunque asintomática que,
además, tuviese virus activos en su mano, y contagiase esa cerveza en
particular es con total seguridad menor que la probabilidad de que Dios
exista.
Premisa 2º.- El Gobierno, apoyado en
los "expertos" epidemiólogos, quiere exigir que la gente entre en los
supermercados con guantes y mascarillas pues está seguro que así
evitará contagios.
Conclusión: El Gobierno y sus expertos
científicos son creyentes pues, congruentemente con su exigencias, ha
de estar seguro de que Dios existe.
(cuestión gramatical)
Si un paciente de cáncer de pulmón terminal muere, y tras analizarla se descubre en él la presencia del coronavirus, ¿Ha muerto por coronavirus o con coronavirus?
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