domingo, 9 de agosto de 2020

RITOS DE PASO

 Independientemente de sus resultados en terrenos "reales" como el económico o el político, el actual gobierno del PSOE de Pedro Sánchez parece haber acertado en el terreno "ideológico"  recuperando para el laicismo espacios fundamentales.

Desde siempre, o sea, desde hace casi veinte siglos, la Iglesia Católica ha cimentado su poder sobre las mentes, las ideas y las almas en el control de esas instituciones básicas del comportamiento social que son los "ritos de paso". Desde tiempo inmemorial han sido sus brujos o sacerdotes quienes han recibido o aceptado a nuevos seres humanos  dentro del grupo humano (a través del rito del bautismo), han controlado el tiempo y el momento en que un niño pasaba a ser un adulto (mediante el rito de la comunión y la conformación), han certificado la creación de las nuevas células de la sociedad: las familias (mediante el rito del matrimonio), y han otorgado los pasaportes y controlado la aduana para la otra vida (a través del rito de la extremaunción y la organización de funerales). 

No es nada extraño que se hayan opuesto como "gato panza arriba" a los intentos de quitarles esos instrumentos de control personal y social, del que además se han beneficiado pecuniariamente. Así se han opuesto al matrimonio civil y a las leyes de divorcio, se enfrentan a la legislación del control de natalidad, y pretenden controlar -su último reducto- el mundo de la muerte.

El que el gobierno de España haya tenido -ya era hora, por cierto- la capacidad de inventarse o generar unos funerales de Estado laicos y civiles para homenajear -no sé porqué, por cierto- a las víctimas de la epidemia de la COVID-19  creando  ex-novo todo un rito es -desde un punto de vista histórico- una auténtica revolución. No es nada extraña su desaforada respuesta, su acusación de recaída en el paganismo. Ladran, luego cabalgamos.

De las edades para el amor y el odio

 Es muy frecuente que las buenas gentes, ésas repletas de buenas intenciones, convengan en señalar que el tiempo nada puede contra las emoci...