Y sin embargo. ¡Ay! Y sin embargo.... No puedo evitar sentir que en cada manifestación "negacionista" del Covid-19, en cada "fiesta ilegal", en cada "fake news" que propala la idea de que todos los políticos encaramados a posiciones de poder mienten o de que no hay rico que no sea un ladrón, en cada absurda "terapia alternativa", en cada opinión de que el coronavirus fue creado artificialmente...en cada locura que se difunde en esos nuevos modos del "boca a boca" que son las redes sociales brilla no iluminando, cierto, sino deslumbrando, casi cegando, una chispa del Espíritu Occidental, ese informe armatoste intelectual, ese batiburrillo de creencias, ideologías y sentimientos cuya base común es que cada ser humano es un individuo y que nada hay por encima de ningún individuo y que lo correcto por muy tonto o ineficiente que sea, es que cualquiera, en la medida que merezca ser un auténtico y completo individuo, en la medida que merezca ser un auténtico ser humano, está obligado a rebelarse ante cualquier intento de cualquier otro, sea quien sea, por encaramarse ya sea sobre su espalda o sobre su cerebro.
¿Será porque aquí, en el Occidente, la mayoría nunca ha logrado "progresar adecuadamente" y nunca ha logrado pasar en sus estudios de "educación para la sumisión" del primer capítulo en que se nos contaba que todos eramos Príncipes pues eramos todos hijos del mismo rey-dios?
No lo sé. El caso es que no: buscaremos inútilmente esas muestras de rebelión y delirio en otros lugares en los que ese Espíritu Occidental no se halla encarnado. No lo hallaremos.
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