Lewis
Morgan apunta al inicio de su La
ciudad en la Historia que
es en los cementerios donde encontramos la base del derecho
territorial, centro a su vez de todo derecho público y de todo
derecho de propiedad. Que los muertos y el respeto a ellos se
configuren en los sostenes del entramado entero de la sociedad de los
vivos ya es materia de por sí jugosa. Pero la cosa se vuelve sobre
sí misma cuando caemos en que con la incineración, los muertos
pierden su lugar, y con él la sociedad de los vivos se descentra. Es
sintomático que tal cosa se de a la vez que los procesos de
globalización van desterritorializando crecientemente las
sociedades.
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